Aunque todos soltemos el rollo de que tenemos muchísima personalidad, que no nos importa lo que los demás piensen de nosotros acabamos siguiendo a las masas, porque en esta mierda de sociedad el que va a contracorriente es juzgado por todos.
Nunca he sabido sonreír para mí, pero me encanta sonreír para los demás. Creo en el amor, incondicional y puro; a primera risa, a primera vista, al primer abrazo, en cualquier momento. Siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario