Hay un silencio perturbador, es el que deja una persona cuando se marcha de nuetra vida. Sonidos que no vuelven, por mucho que queramos oírlos. Es una voz que se deja de escuchar y que muchos temen olvidar. Es una falta en tu vida que no se puede llenar. Lo definitivo asusta porque no se puede cambiar, sucede un día porque sí cuando nunca pensamos que pasaría o lo veíamos lejano. La frase todo vuelve pierde cierta credibilidad en el momento que nos damos cuenta de que las conversaciones con esa persona no vuelven, que su compañía no vuelve y que en realidad nunca volverá, no por una decisión si no por que la vida quiso que sea así. Mientras la realidad atropella, se descubre el sonido del silencio. Tanto temor al silencio tiene un fundamento, cuando no se pronuncia pareciera que no existe y si no existe se genera un vacío. No es imprescindible asignar palabras a todo, hay cosas que simplemente no se escuchan con los oídos pero si con el alma.
Dedicado a todas aquellas personas que no volverán pero supieron despertar amor en los demás y eso queda para siempre.
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