Pero ya caminan juntos y el pasado solo es aire.

A ver, dime, ¿dónde metemos todas las promesas que tardamos dos minutos en hacernos y que, al parecer, no vamos a cumplir nunca? Porque es domingo y tengo tiempo de sobra para desmontarme. Tiempo de sobra para recordar que cuando nos enamoramos solemos poner la mano en el fuego por lo que sentimos, y que cuando estamos solos, nos damos cuenta de que nos hemos quemado la vida entera. Entonces ya es tarde. Pero hoy tengo tiempo de sobra para pensar en todo el daño que nos hicimos a causa de desear querernos por encima de nuestras posibilidades. Así que cierro los ojos y me duele allí a donde tus manos me hicieron sentir que nunca te irías. Allí. Qué putada que la piel no sufra alzheimer emocional.

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