Pero ya caminan juntos y el pasado solo es aire.
¿Y qué se supone que debes hacer cuando es la misma persona la que te rompe en mil pedazos que la que te cura las heridas? Tú eras el típico chico pasota, chulo y con una gran coraza que a veces se me hacía imposible atravesar. Y yo, bueno, qué decir de mi, lo doy todo por las personas que realmente quiero. Y no sé si eso es bueno o malo. Hay muchas veces que no recibo nada y la que se lleva la ostia soy yo, pero bueno, una se va acostumbrando a las decepciones. Adoraba la forma que tenías de quitarme mi mal humor y de alejar todos los problemas que tenía, se me olvidaba todo el puto mundo cuando te sentía a centímetros de mí.
¿Y sabéis qué? es una putada depender de una persona emocionalmente. Esa es mi jodida costumbre, atarme a personas que tal vez luego se quieran ir de mi lado. Pero poco a poco me voy dando cuenta de que hay muchas personitas que hacen de nuestra vida algo mejor, y ojalá nunca dejen de sonreírme y empujarme hacia delante.
A veces me gustaría ser un poco más pasota, que todo me diese igual. Pero creo que eso es imposible, quizá soy demasiado débil y frágil. Y no me reconstruyas, que así, rota, me siento bien. Cúbreme con tus alas y déjame matarte con mis cristales. 
Confieso que siento envidia de esas personas que son súper positivas y que no se hunden por nada ni nadie. Ojalá yo algún día lo consiga. Me gusta poder decir que volvería a morir por alguien y tragarme mi orgullo siempre que sea necesario.


Enlace permanente de imagen incrustada