"Nunca digas nunca'', esta frase se la habré escuchado decir a mi madre 100000 veces. Y la verdad es que tiene muchísima razón. Nunca digas nunca a algo que te pueda pasar, porque probablemente te acabará pasando, ley de vida. Me ha dado qué pensar.
Nunca he sabido sonreír para mí, pero me encanta sonreír para los demás. Creo en el amor, incondicional y puro; a primera risa, a primera vista, al primer abrazo, en cualquier momento. Siempre.
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