Pero ya caminan juntos y el pasado solo es aire.
No te soporto. Odio cómo me miras y tu sonrisa. No me gusta verte, ni tu compañía. Eres imbécil y predecible. Odio como me hablas, no se quién te has creído. No me gusta tu olor, ni tenerte cerca. Tus manos…son feas y tu espalda también. Odio cada uno de tus lunares y que no me hayas llamado. El sonido de tu risa es detestable, al igual que el de tu respiración cuando duermes. Aborrezco el color de tus ojos y el de tus pestañas. Odio esa manía tuya de cambiar mi estado de ánimo cada 10 minutos y el de mi sonrisa, también. Maldigo el día en que escuché tu voz y a continuación, la primera vez que me hablaste. Me molestas cuando callas y también cuando no lo haces. No me gusta tu piel, ni tu pelo. Me irritas si me enfadas y también si no me echas de menos. Odio tu frente, tu barbilla, tu mentón, tu lengua y tus dientes, pero,
¿Sabes qué es lo que más odio de todo? Odio que te lo creas...

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