Pero ya caminan juntos y el pasado solo es aire.

XXV

Y ya nada volvió a ser como antes. Y, tú y yo, nosotros, volvimos a ser desconocidos, pero esta vez, desconocidos que, durante un tiempo, se conocieron (o se hirieron) muy bien. No me preguntes por qué o cómo, pero uno de los días más tristes de mi vida fue aquel en el que nos cruzamos y nos dimos dos besos, en lugar de uno. No sé si me explico. Que aquel día nos miramos a los ojos, y aunque sonreíamos, todo era maquillaje; una mera formalidad. Estábamos ausentes. Tan quemados, tan perdidos, tan con ganas de que alguien nos encontrase de nuevo. Y yo te hubiese dicho que aún te buscaba por las noches. Que aún ojalá nosotros. Pero por qué iba yo a decirte nada, si ya lo habíamos perdido todo. Y recuerdo cuando me decías que cuidado, que eras un precipicio y que yo tenía tendencia a resbalar. A enamorarme, vamos.


No hay comentarios: