Pero ya caminan juntos y el pasado solo es aire.

No creo en la magia pero creo que algunas sonrisas pueden ralentizar el tiempo. Y que algunas despedidas pueden durar para siempre. Nos prometimos tantas cosas que no tuvimos tiempo para cumplir, así que eso es lo que somos, un montón de expectativas que apenas pueden ya mirarse a los ojos sin tener ganas de llorar. Algo va mal, en el fondo, y no tan en el fondo, en esas sonrisas que son inercias de nuestra incapacidad para pedir auxilio. Qué importa que el tiempo lo cure todo si lo hace demasiado tarde. Qué importa que estemos tan lejos o tan cerca si ya no sabemos quedarnos sin tener la sensación de que algunos de los dos terminará yéndose. Sólo nos quedan los atardeceres.

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