Pero ya caminan juntos y el pasado solo es aire.
Foto: Ella tenía los labios como nubes. A mí las nubes siempre me han dado ganas de morderlas. Tenía así los labios, como si la pornografía hubiese decidido instalarse en su boca. Ella era de esas chicas que te hacen pensar que no eres suficiente. Era guapa, era lista y además escuchaba Radiohead cuando estaba triste. Me parece precioso cómo podemos hacer a alguien el centro del pequeño universo que es nuestra vida. No hay un cómo, ni un cuándo, ni un porqué, sólo ocurre. Eso es lo más bonito. Nadie te avisa de que ella guarda el cielo bajo sus pestañas; simplemente te la cruzas un día y lo entiendes. Y también entiendes que ese amor que te faltaba, y esa necesidad sin un sentido, que todo eso estaba dormido entre sus brazos. Así que la amas como si del amor nunca hubieses conocido la parte en la que se parece a un precipicio. De eso te olvidas por completo. Te olvidas de repente. Y sólo puedes pensar que tiene los labios como nubes. 

Foto vía: http://facebook.com/luciagomezfotografia.
Nuestro silencio estaba cargado de ultraviolencia, ¿o acaso pensamos que no deciéndonos nada íbamos a dejar de hacernos daño? El amor al final fue un océano donde nosotros quisimos nadar sin sentirnos exhaustos. Nos quedamos sin fuerzas en algún lugar entre el exceso y el no saber volver a la orilla, por habernos pasado tanto tiempo deseando quedarnos siempre flotando el uno al lado del otro. El verano desde entonces es una gran cicatriz. La gente sabe que los "para siempre" pocas veces se cumplen, pero ignoran que casi nunca dejamos de esperarlos. Sucedió que por intentar ser demasiado, terminamos sin ser nada. Los besos nos los dábamos con los ojos abiertos, porque también queríamos besarnos con la mirada. Fue esa gran necesidad, ese descontrol del todo, sin tratar de salvarnos, saltábamos a nuestros brazos como suicidas esperando morir contra un cuerpo. Pero ya no tenemos a alguien en cuya piel poder olvidar el roce de aquella otra. Si me preguntas por qué, yo te diré que porque quisimos querer antes de saber querer. Que todo aquello nos venía grande: aquellos sentimientos, aquel océano, aquel "quédate toda la vida". Mira, ni quedarnos, ni toda, y por supuesto no sé si vida, pero oye: lo intenté. Espero que ese recuerdo sepa rescatarte un poco, cuando te hundas y allí no haya nadie para hacerlo contigo.

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