Pero ya caminan juntos y el pasado solo es aire.


Éramos una declaración de guerra-amor de esas, en las que uno querría dejarse la vida. Y la piel, y las heridas. Huíamos en direcciones totalmente contrarias con el corazón blindado, el arma a la vista y los ojos cerrados. Y, aunque ya no nos quedaban balas en la recámara, te juro, que cada vez que me sonreías, yo podía sentir el disparo. Pero qué sonrisa. Éramos una declaración de guerra-amor en la que no me importó dejar(te) mi vida. Y, no sabes qué muerte tan bonita. Éramos, tú y yo, cuando el verbo 'ser' aún se conjugaba en nuestros pedazos.

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