Qué jodido es aceptar que lo que pensabas que iba a durar una eternidad, se ha desvanecido. Ya no queda nada. Ni siquiera cariño, supongo que algo de rencor y dolor. Pero todo esto me ha hecho más fuerte, ya no soy la niña sensible que lloraba y sufría al ver que aunque intentes cambiar a una persona, no sirve de nada, las personas no cambian. Y cuanto antes lo asumáis, mejor. Os ahorrareis disgustos y decepciones. He cambiado, y creo que ha sido a mejor. Ya no espero nada de nadie, y he empezado a pensar un poquito más en mi, y menos en los demás. Creo que soy demasiado cabezota, que me obsesiono con una cosa, o mejor dicho, una persona y me cierro totalmente en ella. Sin darme cuenta de que no todo gira en torno a alguien, la soledad también está bien y se está agustito. No sé si esto me ha hecho madurar pero lo que sí que tengo claro es que me he dado cuenta de la cruda realidad, pero a pesar de eso, nunca se me borrará la sonrisa de la cara, pese a quien le pese.
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