Que no siempre es él el que se va, que a veces, yo me voy antes porque no soporto la idea de que él se vaya. Los portazos simulan el ruido que produce una pistola al ser disparada, el impacto directo al corazón, la bala perdida que siempre da en el blanco y lo vuelve todo más oscuro. Y siempre, en todas las despedidas, hay una voz que no es nadie que susurra que irse sin decir adiós es de cobardes. Y algo en común tenemos: nunca he pensado que sea valiente.Tras esto siempre viene el monólogo interior, el diálogo de yo a yo, de asesino a suicida en el que todo lo que diga, posteriormente será utilizado en mi contra para ganar esta guerra en la que ambos somos un ejército de infieles que ya no saben por qué parte de corazón luchan y para perder un poquito más la esperanza. En tí, en mí, en cada vez menos nosotros. Lo que yo quería decir es que si hay algo más triste que no volver a verte, es irse para no volver, para que lo último de ti no sean tus pasos alejándote.
Que no siempre es él el que se va, que a veces, yo me voy antes porque no soporto la idea de que él se vaya. Los portazos simulan el ruido que produce una pistola al ser disparada, el impacto directo al corazón, la bala perdida que siempre da en el blanco y lo vuelve todo más oscuro. Y siempre, en todas las despedidas, hay una voz que no es nadie que susurra que irse sin decir adiós es de cobardes. Y algo en común tenemos: nunca he pensado que sea valiente.Tras esto siempre viene el monólogo interior, el diálogo de yo a yo, de asesino a suicida en el que todo lo que diga, posteriormente será utilizado en mi contra para ganar esta guerra en la que ambos somos un ejército de infieles que ya no saben por qué parte de corazón luchan y para perder un poquito más la esperanza. En tí, en mí, en cada vez menos nosotros. Lo que yo quería decir es que si hay algo más triste que no volver a verte, es irse para no volver, para que lo último de ti no sean tus pasos alejándote.
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