09/09/2016
Ya no tengo paciencia para algunas cosas, no porque me haya vuelto arrogante, sino simplemente porque llegué a un punto de mi vida en que no me apetecía perder más tiempo con aquello que me desagrada o hiere.
No tengo paciencia para el cinismo, críticas en exceso y exigencias de cualquier naturaleza.
Perdí la voluntad de agradar a quien no agrado, de amar a quien no me ama y de sonreír para quien no quiere sonreírme.
Ya no dedico un minuto a quien miente o quiere manipular. Decidí no convivir más con la pretensión, hipocresía, deshonestidad y elogios baratos.
No consigo tolerar la erudición selectiva y la altivez académica. No me ajusto más con la barriada o el chusmerío.
No soporto conflictos y comparaciones. Creo en un mundo de opuestos y por eso evito personas de carácter rígido e inflexible.
En la amistad me desagrada la falta de lealtad y la traición.
No me llevo nada bien con quien no sabe elogiar o incentivar.
Las exageraciones me aburren y tengo dificultad en aceptar a quien no gusta de los animales.
Y encima de todo ya no tengo paciencia ninguna para quien no merece mi paciencia.
No tengo paciencia para el cinismo, críticas en exceso y exigencias de cualquier naturaleza.
Perdí la voluntad de agradar a quien no agrado, de amar a quien no me ama y de sonreír para quien no quiere sonreírme.
Ya no dedico un minuto a quien miente o quiere manipular. Decidí no convivir más con la pretensión, hipocresía, deshonestidad y elogios baratos.
No consigo tolerar la erudición selectiva y la altivez académica. No me ajusto más con la barriada o el chusmerío.
No soporto conflictos y comparaciones. Creo en un mundo de opuestos y por eso evito personas de carácter rígido e inflexible.
En la amistad me desagrada la falta de lealtad y la traición.
No me llevo nada bien con quien no sabe elogiar o incentivar.
Las exageraciones me aburren y tengo dificultad en aceptar a quien no gusta de los animales.
Y encima de todo ya no tengo paciencia ninguna para quien no merece mi paciencia.
Si quieres hago una lista con todos mi defectos, podría empezar diciendo que me callo demasiadas cosas y luego por la mínima exploto.
Podría contarte que soy un desastre, que siempre apuesto a perder, que pienso demasiado, que le doy mil vueltas a las cosas, que soy una pesada, que no hay dios que me soporte. Que tengo que estar triste mínimo 2 días al mes casi por costumbre, que cometo mil errores al día y me arrepiento al instante. Que soy experta en hacer daño sin darme cuenta. Que compartir tu vida conmigo sería una autentica montaña rusa. Pero, ¿sabes una cosa? Nadie te abrazará por las noches con tantas ganas, nadie se quedará mirando como duermes cómo quien mira al infinito. Nadie va a ser capaz de aprenderse el diccionario de tus silencios de memoria, o de saber que quieres decir cuando no dices nada.
Nadie será capaz de hacer sonreír a la tristeza o de dibujar futuros en tu espalda con tinta invisible.
Dudo que alguien sienta lo que yo siento cuando te miro, aunque yo no sea capaz de explicarlo, dudo que vean en tus ojos ese algo que veo yo. Dudo que te quieran tan fuerte...Tan de verdad.
Al final parece que aún siendo un saco lleno de defectos tengo una virtud y esa es quererte, a mi manera, con peros, con dudas, con reproches, con discusiones, con rayadas…Pero quererte como no he querido a nadie.
Ya le lo dije una vez… Podrán quererte mejor; ¿más? Lo dudo.
Podría contarte que soy un desastre, que siempre apuesto a perder, que pienso demasiado, que le doy mil vueltas a las cosas, que soy una pesada, que no hay dios que me soporte. Que tengo que estar triste mínimo 2 días al mes casi por costumbre, que cometo mil errores al día y me arrepiento al instante. Que soy experta en hacer daño sin darme cuenta. Que compartir tu vida conmigo sería una autentica montaña rusa. Pero, ¿sabes una cosa? Nadie te abrazará por las noches con tantas ganas, nadie se quedará mirando como duermes cómo quien mira al infinito. Nadie va a ser capaz de aprenderse el diccionario de tus silencios de memoria, o de saber que quieres decir cuando no dices nada.
Nadie será capaz de hacer sonreír a la tristeza o de dibujar futuros en tu espalda con tinta invisible.
Dudo que alguien sienta lo que yo siento cuando te miro, aunque yo no sea capaz de explicarlo, dudo que vean en tus ojos ese algo que veo yo. Dudo que te quieran tan fuerte...Tan de verdad.
Al final parece que aún siendo un saco lleno de defectos tengo una virtud y esa es quererte, a mi manera, con peros, con dudas, con reproches, con discusiones, con rayadas…Pero quererte como no he querido a nadie.
Ya le lo dije una vez… Podrán quererte mejor; ¿más? Lo dudo.
Una tiene que estar veinte años viviendo consigo misma para darse cuenta de las dependencias que ella se ha creado. Tengo manías divertidas, irritantes y deprimentes, quién quiera que me las pregunte y se las comento. Es incluso cómico que yo misma me imponga limitaciones y que luego no deje a nadie más que lo haga. No permito que nadie me diga que debo hacer con mi cuerpo ni mucho menos con mi mente, mis ideales me los he ido creando yo misma gracias a las buenas enseñanzas que las personas me han ido regalando a lo largo de mi vida. No me gusta que me juzguen por cómo visto, por lo que estudio, por los libros que leo, por la música que escucho, por cómo hablo, por el lugar de dónde vengo ni por los amigos que tengo. Llevo veinte años conociéndome a mí misma y aún me pongo metas demasiado altas a las que nunca llego, me sigo juzgando a mí misma por los estereotipos y patrones que mi sociedad me ha impuesto. Nos llevamos toda la vida ganando, ahorrando y gastando dinero y, en realidad, qué poquito tenemos.
"Como me dijo un amigo: A veces, sencillamente serás demasiada mujer, demasiado algo, que le haga sentir al hombre demasiado poco hombre. Lo peor que puedes hacer es quitar joyas de tu corona para que al hombre se le haga más fácil de cargar. No necesitas una corona más pequeña, sino a alguien con las manos más grandes."
23/05/2016
De qué dependen. De qué dependen tus sueños. De qué dependen tus proyectos. De qué dependen tus dudas y miedos. De qué dependes tú. De quién dependes. A quién hay que preguntarle si estás bien. De quién depende que sonrías. De quién depende tu felicidad. De quién depende que mañana vayas a tener un buen día. Dime, en serio, de quién dependes. En manos de quién te has puesto. En manos de quién estás. A cuenta de quién has hipotecado tu futuro. O mejor aún, tú presente. Tu dignidad. A quién has decidido regalarle tu estado de ánimo. En quién has delegado el poder de cambiar tu humor. O tu capacidad de cariño. O tu esperanza. Tu basta ya. De dónde te crees que salen los sueños. Por dónde te crees que empiezan los cambios. Y dónde te has pensado que las utopías empiezan a llamarse realidad. Estas preguntas son las verdaderamente importantes. Las únicas que deberías estarte haciendo. Porque la única independencia posible es aquella que te libera por dentro. Porque el único progreso consiste en que algún día, todo eso, tan sólo dependa de ti.
Sabía dibujar formas con cada uno de tus lunares, podía contarte cuentos hasta que te quedaras dormido y casi conseguía volverme muy pequeñita para no molestar.
Nunca supe centrarme sólo en mí, ni logré cambiar ninguna de mis manías, pero siempre podía medir a qué distancia estaba la Luna si lo hacía con tus manos.
Nunca he sabido hablar en público sin que me tiemble la voz, pero podría haberte recitado poemas de memoria en tu habitación, uno tras otro, hasta que te rindieras.
Hablo mucho, duermo poco y sueño demasiado. Tengo que aprender a levantarme sola cuando me caigo, a llorar menos y a seguir siendo igual o incluso más.
Podría haberte escrito poesía con el corazón y con los dedos, pero con el teclado duele mucho menos, o eso creo.
Nunca supe centrarme sólo en mí, ni logré cambiar ninguna de mis manías, pero siempre podía medir a qué distancia estaba la Luna si lo hacía con tus manos.
Nunca he sabido hablar en público sin que me tiemble la voz, pero podría haberte recitado poemas de memoria en tu habitación, uno tras otro, hasta que te rindieras.
Hablo mucho, duermo poco y sueño demasiado. Tengo que aprender a levantarme sola cuando me caigo, a llorar menos y a seguir siendo igual o incluso más.
Podría haberte escrito poesía con el corazón y con los dedos, pero con el teclado duele mucho menos, o eso creo.
Que no siempre es él el que se va, que a veces, yo me voy antes porque no soporto la idea de que él se vaya. Los portazos simulan el ruido que produce una pistola al ser disparada, el impacto directo al corazón, la bala perdida que siempre da en el blanco y lo vuelve todo más oscuro. Y siempre, en todas las despedidas, hay una voz que no es nadie que susurra que irse sin decir adiós es de cobardes. Y algo en común tenemos: nunca he pensado que sea valiente.Tras esto siempre viene el monólogo interior, el diálogo de yo a yo, de asesino a suicida en el que todo lo que diga, posteriormente será utilizado en mi contra para ganar esta guerra en la que ambos somos un ejército de infieles que ya no saben por qué parte de corazón luchan y para perder un poquito más la esperanza. En tí, en mí, en cada vez menos nosotros. Lo que yo quería decir es que si hay algo más triste que no volver a verte, es irse para no volver, para que lo último de ti no sean tus pasos alejándote.
Tengo un tesoro, que aunque no me pueda ver, le brillan los ojos cuando me mira. Tengo un tesoro que me sigue cuidando. Que guardo tus palabras tan adentro que todavía te escucho, guardo tu sonrisa cuando me veías feliz, guardo tus lágrimas cuando tenías que marchar. Y guardo tus caricias y tus besos como lo más valioso. No creo que haya ningún día en el calendario que no me haya acordado de ti y que no te haya echado en falta. Otro 16 sin ti, te quiero y siempre lo haré.
Aprende a sumar personas, de esas que merezca la pena conservar, de las que te quieran y te valoren, te complementen y no te cambien. Personas que sean capaces de mirarte y saber lo que te ocurre, lo que te pasa por la cabeza sin necesidad de palabras. Que te recuerden a menudo que les importas y te necesitan, tanto con sus palabras como con sus actos. Que sepan pedir perdón cuando se equivocan, que no sean rencorosas, que se preocupen por tí tanto como por ellos mismos. Suma personas, de esas que te den sorpresas, que te enseñen valores y que te presten su luz cuando tú te sientas un poco perdido. Yo a día de hoy puedo decir que soy afortunada por tener personas así a mi lado y no podría sentirme más orgullosa.
Siempre cometo el error de sorprender, de intentar que nada ser normal, que no sea lo que te esperas. De decir esa frase que te encanta, cuando imaginabas que diría otra distinta. De arriesgarme, sin tener un "no". De hacer las cosas sin esperar nada a cambio. De fijarme en cómo brillan tus ojos al escucharme hablar. El error de conformarme cin tu media sonrisa o con un abrazo en un portal. Esas cosas en las que no se suele fijar nada, pero, yo sí.
Y no sé si me va bien o mal, seguramente mal, pero tampoco quiero cambiarlo. Soy muy feliz así.
Y no sé si me va bien o mal, seguramente mal, pero tampoco quiero cambiarlo. Soy muy feliz así.
Creo mucho en el destino y poco en las casualidades. Aunque tú hayas sido mi favorita. Y fue en esta misma ciudad, tan nuestra y a la vez tan extraña donde tiempo después de nuestro final y como cantaría Ismael Serrano: "más viejos y más cansados, nos hemos vuelto a ver". Podría haber elegido cualquier otro bar aquella noche, bien sabes que siempre he sido más de otros ambientes. Pero es que yo tampoco soy la misma desde que lo nuestro se acabó, hay muchas cosas que te has perdido por el camino. Te perdiste la primera vez que volví a sonreír después de ti, aunque también las mil que lloré por que ya no estabas. Te perdiste cada que pasé por aquella plaza donde bebíamos cervezas hasta que perdíamos la cuenta de los besos que nos dábamos, aunque si algo no ha cambiado es que me sigue encogiendo el corazón cada vez que paso por la puerta de aquel sitio donde comíamos pizza como si nos fuese la vida en ello.Y yo llevo 10 minutos aquí mirándote, recordando todos esos momentos y pensando que ojala no te los hubieras perdido. Que habría sido capaz de pelear un millón de batallas más a tu lado sólo por una noche más donde nos riésemos hasta las 4 de la mañana en la cama, sabiendo que el despertador sonaría a las 8. Y te acercas, me dices que ha pasado mucho tiempo pero que sigo estando igual de guapa. Y no sé si te volveré a ver, pero a mi me basta con saber que el destino ha puesto un punto y seguido entre nosotros esta noche. Aunque los lunes siguen siendo tristes sin tí.
Qué jodido es aceptar que lo que pensabas que iba a durar una eternidad, se ha desvanecido. Ya no queda nada. Ni siquiera cariño, supongo que algo de rencor y dolor. Pero todo esto me ha hecho más fuerte, ya no soy la niña sensible que lloraba y sufría al ver que aunque intentes cambiar a una persona, no sirve de nada, las personas no cambian. Y cuanto antes lo asumáis, mejor. Os ahorrareis disgustos y decepciones. He cambiado, y creo que ha sido a mejor. Ya no espero nada de nadie, y he empezado a pensar un poquito más en mi, y menos en los demás. Creo que soy demasiado cabezota, que me obsesiono con una cosa, o mejor dicho, una persona y me cierro totalmente en ella. Sin darme cuenta de que no todo gira en torno a alguien, la soledad también está bien y se está agustito. No sé si esto me ha hecho madurar pero lo que sí que tengo claro es que me he dado cuenta de la cruda realidad, pero a pesar de eso, nunca se me borrará la sonrisa de la cara, pese a quien le pese.
24/10/15
No sé, supongo que fuimos todo lo que son las personas como nosotros. Nada que no hayan pasado otros antes, y sí, han sobrevivido. Por ser, fuimos todo. Fuimos todo y nada. Fuimos las esperanzas, los meses, fuimos las historias. Fuimos la cordura y la locura, lo que se puede hacer y lo que no. Fuimos el cielo abierto y las noches sin dormir. Fuimos los enfados y las carcajadas. Fuimos un Madrid-Barça. Fuimos lo impensable.
Fuimos lo más contrario y lo más parecido que hay. Fuimos lo que salió, o más bien, lo que no salió. Fuimos el resultado de nuestros errores y aciertos. Fuimos las decepciones, la desilusión, el encanto convertido en soledad. Fuimos lo planeado y la improvisación. Fuimos dos en uno. Fuimos la ausencia de lluvia y el campo húmedo. Fuimos la falta de motivos. Fuimos el odio. Fuimos ni el contigo ni sin ti.
Fuimos lo más contrario y lo más parecido que hay. Fuimos lo que salió, o más bien, lo que no salió. Fuimos el resultado de nuestros errores y aciertos. Fuimos las decepciones, la desilusión, el encanto convertido en soledad. Fuimos lo planeado y la improvisación. Fuimos dos en uno. Fuimos la ausencia de lluvia y el campo húmedo. Fuimos la falta de motivos. Fuimos el odio. Fuimos ni el contigo ni sin ti.
Me preguntas qué es la realidad. Y yo no respondo, no lo sé, yo sólo me dedico a vivir improvisando. Soy de esas personas que andan por el borde de un acantilado, con miedo a caer, pero con ganas de seguir adelante.
Y no me comprenderás porque tú eres feliz con lo que tienes; lo agradeces y lo disfrutas. Yo, sin embargo, me descontento porque no tengo suficiente; soy una niña caprichosa que le pide a la vida más de lo que me podrá dar. Lo sé, lo acepto y sufro.
Cuesta tanto de entender. Tú prefieres no complicarte la vida, ser feliz y vivir cada momento como si fuese el último, la verdad, tengo celos de ese estilo de vida, creo que yo estoy predestinado a sufrir cada segundo porque necesito dar de mi lo mejor; he convertido la vida en una maratón. Estoy cansada... pero aguanto. Soy como esa persona melancólica que renuncia a desprenderse de sus recuerdos y, a medida que el tiempo pasa, ese objetivo se convierte en una maldición y atrapa. Ya no puedo huir, sólo correr y retrasar lo inevitable.
Algún día supongo que seré libre de toda atadura. Ataduras... a veces las siento apretándome el pecho, me cuesta respirar y cierro los ojos. El mejor remedio es hacer como si no pasa nada, y todo forma parte de la naturaleza del ser humano, sin saber que son ataduras que nos imponemos nosotros mismos. ¿Somos masoquistas? supongo que alguna vez lo hemos sido; y hemos querido que el mundo se apiadase de nosotros, que nos odie o que funcione en nuestra contra. Muchas veces, he querido tropezar con esa piedra con la que ya había tropezado, simplemente para demostrar... ¿qué? la verdad, no lo sé, quizás nunca lo sepa. Quizás todo en ésta vida se reduce a jugar el rol que nos imponemos y dejar esas preguntas para las demás personas, esas que juegan un rol distinto al nuestro.
Lo peor es que hay desigualdades por todas partes... nadie juega con las mismas ventajas. Desigualdades por aquí y por allí. Siempre han existido, haciendo que la balanza se pusiese del lado de los inteligentes, o de los villanos. De esas personas que juegan al rol de controlar roles. Sabemos de ellas pero no nos revelamos. Quizás, esos villanos son simples tapaderas para mantenernos ocupados. Puede que el villano más grande sea la sociedad que todos formamos... que ya no nos importa tanto lo que pase a nuestro alrededor, que nos desentendemos del "mal común", y sólo fijamos un objetivo propio y egoísta.
Yo no lo sé. Estoy tan pendiente de no caer por el acantilado que algunas veces me olvido de que millones de conciencias también piensan, razonan y calculan.
A veces me gustaría que alguien me gritase al oído y me sacase del shock de lo monótono y diario, que yo también quiero correr sin miedo a que me miren mal por creerme demasiado libre para ello. O a decir lo que pienso sin tener que hacer daño a la gente, acostumbrada a escuchar mentiras y medias verdades (o verdades maquilladas).
¿Qué has hecho para cambiar mínimamente su vida? Le conoces desde hace días, semanas, meses, años… No importa desde cuándo, el caso es que hace un tiempo decidiste que formarías parte de su historia y que esa persona ocuparía un sitio en la tuya, y eso os acaba transformando aunque sea de forma casi imperceptible.
Y es bonito, porque nadie pretende que se produzcan, simplemente esos cambios surgen y te acercan a lo que te gustaría ser, en la mejor compañía.
Paulo Coelho
“Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores: uno con el que te casas o vives para siempre, puede ser el padre o la madre de tus hijos…Esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella... Y dicen que hay siempre, un segundo amor una persona que perderás siempre, alguien con quién naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan de la razón y te impedirán siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejarás de intentarlo…Te rendirás y buscarás a esa otra persona que acabarás encontrando, pero te aseguro que no pasarás ni una sola noche, sin necesitar otra beso suyo o tan siquiera discutir una vez más.
Ya sabes de quién que estoy hablando, porque mientras estabas leyendo esto, te ha venido un nombre a la cabeza. Te librarás de él o de ella, dejarás de sufrir, conseguirás encontrar la paz (será sustituido por la calma), pero te aseguro que no pasará ni un solo día en que desearás que este aquí para perturbarte.
Porque a veces se desprende más energía discutiendo, con alguien a quien amas, que haciendo el amor con alguien al que aprecias."
Un poco sobre mí.
Considero que a veces soy un poco egoísta, y no hablo de cosas materiales, en compartir soy la primera. No me hace nada de gracia que me hagan esperar, y sin embargo creo que mi mayor defecto es la impuntualidad. Cuando veo algo que quiero, intento hacer todo lo que este en mis manos por conseguirlo, y hasta que no lo consigo, no me quedo tranquila. Podria decirse que soy un poco cabezota y muy, muy caprichosa, lo quiero todo aquí y ahora. Pocas veces suelo quedar satisfecha. Conozco a bastante gente, tengo muchos amigos, pero estoy segura de que con los dedos de las manos me sobra para contar a los de verdad. Aunque intento que no sea asi, siempre suelo depender de ciertas cosas o personas, sin las que se que no podría ser verdaderamente feliz. No tengo problema en expresar mis sentimientos, pero normalmente suelo sentirme bastante incomprendida, y no es nada cómodo. Si hay algo que me cuesta muchísimo, es pedir perdón. Pero perdono enseguida. Estoy segura de que lo peor que se puede hacer es perder el tiempo, y yo, lo hago a menudo, cosa que detesto, la vida es un regalo y cada segundo cuenta. Me considero bastante extrovertida, la gente al principio suele pensar que soy tímida, pero simplemente necesito unas horas para coger un poco de confianza. Soy impulsiva, hago cosas sin pensar, de esas de las que luego la gente se suele arrepentir, pero yo nunca lo hago, arrepentirse me parece de idiotas. Es muy fácil hacerme daño, soy bastante sensible, y en sufrir nadie me gana. Adoro llorar, es algo que hago casi a diario, me alivia y desahoga muchísimo. No conozco el rencor, y a veces me vendría bastante bien. Aunque en ocasiones soy un poco vengativa, o un rato inmadura, si preferís llamarlo así. Para nada soy materialista o superficial, nunca juzgo a nadie por su apariencia. Me considero simpatica, risueña y alguien con quien seguro que puedes reirte, o eso dicen quienes me conocen de verdad. Detesto la mentira, nunca miento, a no ser que sea muy necesario, y odio que me mientan. Adoro escuchar a las personas, y hacer que se sientan comprendidas. No aguanto que se me duerma el pie, odio las cosquillas, son una gran tortura para mi, pero las caricias en la espalda y que me toquen el pelo me pierde. Odio estar en casa, siempre busco cualquier excusa para salir. Me gustan los idiomas, pero no domino ninguno, excepto el español, o eso creo. El valenciano me da asco. Adoro la fiesta, beber y estar con mis amigas. Odio el tabaco. Me gustan los animales muchísimo. No aguanto que la gente me tome por tonta. A pesar de ser un poco pesimista, nunca pierdo la esperanza en nada, y siempre me quedo con lo mejor de todo lo pasado. Soy muy celosa, mas de lo normal. Un tanto inconformista y quejica. Utilizo la ironía constantemente para darle un poco de humor a las cosas. Demasiado patosa y torpe, pero bueno y qué.Siempre me duermo escuchando música. Odio los cambios, me gusta que las cosas sigan su curso normal, pero tampoco soy amiga de la monotonía. Me gustan las tormentas, ver y oír llover. Mi estación favorita es verano. Si habláis conmigo, podéis meteros la modestia por el culo. Odio cocinar. Soy bastante insegura. Dudo de todo, siempre compruebo las cosas mil veces. No suelo llevar reloj. Me considero perfeccionista. Me gusta improvisar, soy muy indecisa. No sé elegir. Odio la prepotencia. No llevo la mochila por el culo. No me parece guapo el chico guapo de la clase. No me gusta lo común. Me encanta soñar despierta. Me ilusiono con facilidad. Pienso que si se ponen normas, son para que alguien las incumpla. Adoro los bolis bic. Odio oír el crujido de los huesos. No tengo enemigos. Vivo enferma de nostalgia. Adoraria volver a tener 15 años.
Soledad, bendito tesoro
Me dijo que cuando está con él ya no se siente tan sola, yo le dije que algunas veces es mejor estar sola, así nadie te hace daño.
Game over
Cuatro años de idas y venidas, esa batalla interna diaria, entre el corazón y la razón, en la que por primera vez se interponía la razón. Creo que inconscientemente por protección. Protección a un corazón, que si no se tomaban medidas iba a ser su auténtica destrucción. Pero si me preguntan de qué morimos,la respuesta sería..."nos ahogamos con las palabras que nunca dijimos."
Un corazón herido, cansado, exhausto, agonizando... Sin conocer el significado de "rendirse".
Yo ya era un mero expectante, en esa lucha, en la que poco podía hacer... Había pasado a un segundo plano en el que veía el combate en segunda fila, simplemente tenia que esperar, ver el desenlace de ese enfrentamiento, poco menos que emocionante...
¿Por qué teníamos que querernos si no podíamos tenernos?
Ni lo entendí ,ni lo comprendí, simplemente lo asumí...
26-05-2015
Cómo duele recordarlo. Y todavía escuece, porque las heridas no han curado del todo. Y escuece más sabiendo que ha sido una de las personas que más me ha marcado y se fue sin más. De un portazo. Y escuece aún más sabiendo que él actuará como si nada, y yo me romperé por dentro a pesar de ponerme una armadura.
Seguramente, me he equivocado muchas veces. Por no creerme tus palabras en tantas ocasiones, esas que decían que éramos un “sí, pero no”. Me equivoqué por pensar que sentías lo mismo y no podrías resistirte a mí, del mismo modo en que yo no lograba escaparme de ti.Seguramente, lo hice mal al soltarme de tus brazos cuando todavía estaba enamorada. Y seguí equivocándome al hacerme la dura contigo, al intentar obviarte y también cuando las fuerzas fallaban y buscaba tu consuelo. Y erraba, una y otra vez, al esperar que de tu boca salieran palabras que tú, a esas alturas, ya no ibas a repetir. Seguramente, me equivoqué tantas veces que me acostumbré al error. A la miopía. A mi defecto óptico que solo me dejaba mirar desde este lado porque creía que mi lado era el tuyo, que los dos estábamos en la misma orilla. Pero allí estaba yo sola y entonces me aferré a tu recuerdo. Y de nuevo me equivoqué. Ojalá algún día deje de vivir del pasado, de los recuerdos, de todos esos momentos que mi cabeza no para de recordar. Y qué putada, sigo aferrada a todo después de más de un año. Siento impotencia la verdad, pero aquí sigo, mejor o peor, pero algún día sonreiré y todo habrá terminado.Después de todo, todo ha sido nada, a pesar de que un día lo fue todo. Después de nada, o después de todo supe que todo no era más que nada.
Un domingo de mierda más
Que queríamos escapar, sí, pero no sabíamos hacia a dónde. Que sólo queríamos salir, irnos muy lejos, allí donde ser nosotros mismos no fuese tan difícil. Donde no decir "te quiero" estuviese prohibido y donde el orgullo no jodiese las cosas bonitas. Pero de querer a hacerlo, qué os podría decir, hay un abismo muy parecido a la peor indecisión del mundo. Y te das cuenta, un domingo como hoy; como cualquiera; de que no puedes correr mucho, que no lo suficiente, que no tanto como para llegar a alguna parte. No sé si me explico. Te tumbas en la cama y es un poco olvido, pero hacia adentro, un dejarse caer en el colchón deseando que alguien te rescate cuando haya alguna vacuna contra las cosas que no tienen mucho sentido. Pero no. Y así se te va pasando la vida. Y que quizá por eso odiamos un poquito los domingos. Y mañana lunes, como si quisiéramos morirnos tan rápido. Algo va mal en el mundo y yo qué sé, quizá sea porque estamos perdiendo la bonita costumbre de declararnos escribiendo un poema a la persona que nos gusta. O porque ya no sabemos abrazar como antes. O porque tenemos tanta prisa en llegar a los sitios que no disfrutamos de las vistas, ni de las sonrisas, y que todos nos maquillamos ahora un poquito y que ya no somos nosotros tanto tiempo.
Nunca nos hemos detenido a contarnos nuestras vidas, pero creo que has podido comprobar que soy alguien con los sentimientos a flor de piel que jamás ha pretendido hacer intencionadamente daño a nadie. Por el contrario, a mí me lo han hecho, mucho. En ocasiones porque me lo he merecido y en otras muchas porque pienso que la vida, o el karma, han sido muy injustos.
Estaba deseando empezar mi nueva vida, una nueva vida en la que gracias a dios he conocido a personas maravillosas. Y en la que no se quién ni por qué decidió que aparecieras tú. Lo cierto es que fuiste un añadido que me dio un gran motivo más por el que abrir los ojos cada mañana. Y es que no sé cuándo ni cómo decidí que necesitaba a alguien a mi lado para ser feliz. No sé en qué momento me convencí de que sin la compañía de un hombre no me iba a sentir completamente 'llena'. Y si te digo que me acostaba todas las noches dando gracias por tenerte, creételo porque fue así desde el principio.
Había un enorme vacío en mí que comenzaste a rellenar a un ritmo increíblemente acelerado, que muy pronto cesó y volvió a disminuir. Fuiste tú quien me devolvió la ilusión y a quien quise atarme para no separarme en mucho tiempo.
Supongo que no entiendes lo que has sido para mí, a pesar de todo.
No entiendes lo que necesitaba todo el cariño que tú me has dado. Lo que necesitaba tus mimos, estar entre los brazos de alguien, y pensé, que por fortuna, en los tuyos. Y de fortuna nada, por desgracia.
Lo único que realmente sé de ti, no es que no sepas tratar a una mujer ni a alguien que te quiere, es que no tienes ni idea de tratar a una persona. Hacer daño ha sido tu pasatiempo favorito, ya fuese intencionadamente o no. Ver como cada vez me rompías un poquito más por dentro, dejar que me hundiese hasta el fondo, sin haber tenido ni una vez la intención de salvarme.
No sé por qué te he querido, y no solo eso, te he querido como hacía tiempo que no quería a nadie, he sentido de nuevo cosas que ya había olvidado. Ya ves... he llegado a pensar que el mundo es un poco menos malo porque existes. Lo ridícula y decepcionada que me siento imagino que no hay cuerpo que pueda soportarlo.
Pero aquí estoy una vez más en la historia de mi vida preguntándome qué hice tan mal para merecerme esto. Intentando comprender cómo a alguien a quien se lo he querido dar todo no ha sabido valorarme nunca. A veces pienso que ha sido tu cobarde manera de desprenderte de mí por ser incapaz de decirme un "adiós" en condiciones. Me has machacado sin cesar hasta conseguir que yo misma decidiera que no podía soportarlo más.
Pues aquí me tienes, en el punto al que por lo visto ansiabas que llegase. Aquí estoy, con mi almohada empapada en lágrimas, con mi corazón, mis sentimientos y todas mis buenas intenciones hechas pedacitos, acojonada por si alguien aparece en mi vida y vuelve a hacer lo que has hecho tú. Muerta de pánico por si continúo desprendiendo y dando amor a quien no se lo merece sin saberlo. Gracias, porque de algún modo creo que me has hecho ser más fuerte, y es lo que realmente necesito.
No sé con qué quedarme de estos últimos meses, no sé que guardar para el recuerdo, no sé que ha quedado de ti. No sé quién eres, ni qué ha sido esto. Y desearía que no fuese así. Me abraza una gran tristeza que lleva tu nombre...
Gracias, también, por los pequeños momentos de gloria que me has dado. Tengo no sé si la tremenda virtud o el enorme defecto de tender a aferrarme a lo bueno que haya habido, por escaso que sea. Y desde luego, ha sido muy poco, pero no por ello lo olvido... Sabes que eres diminuto pero lo que despertaste en mí es muy grande.
CN.
Es cierto. No te engaño. No existen amores que maten, ni amores que nos rescaten, no existen porque el único amor capaz de hundirte o salvarte es el de uno mismo. La buena noticia es que, como es tuyo, tú decides qué hacer con él. Hay decisiones que nos acompañan toda la vida y por eso, elige tú, no vivas esperando a que te elijan. No busques a quien no hace nada por encontrarte, no sigas apostando por quien no apostó por ti, pero sobre todo, no quieras morir por quien quiere y puede vivir sin ti.
Este escrito va por ti. Tú que de tanto pensar en él te has olvidado de ti. Tú que subastas tu amor al menor postor, sin miramientos, ni condiciones. Todavía tienes una opción: quiérete. Quiérete a ti más que a nadie. Conócete y deja de preocuparte por los que no se dejaron conocer. Y, apuesta por el amor más leal de todos los amores. Todavía tienes esta opción. La opción de optar por ti.
“Porque sin ti, sin ti lo soy todo”
He cerrado la puerta. Le he dicho adiós a todas esas heridas que pensaba que nunca se iban a cerrar. Me he propuesto pensar un poquito más en mí y menos en los demás. Ya nunca trato de irme lejos, he aprendido la lección: que no se puede escapar como si así se solucionasen las cosas, que para irse uno debe de tener más razones que el miedo que le da quedarse, porque si te vas con miedo, el miedo te perseguirá a donde vayas. Pero es muy difícil dejar las cosas atrás cuando no sabes qué podrás encontrarte delante, si tu vida irá mejor o si habrá alguien que te necesite o, por el contrario, si sólo continuarán los días grises, los silencios a los que les siguen más silencios. Pero ya me he cansado, empiezo una nueva etapa en mi vida. Adiós a las penas y a todas esas cicatrices. Quiero cambiar. Aprender a ser más positiva, creer en mí misma, y sonreír. aunque haya cosas que vayan en contra. ¿Lo conseguiré? Pues no lo sé, pero lo intentaré.
No vuelvas más. Me he cansado de tu juego. Parece que siempre me toca perder a mí, y joder, ya no puedo soportar ni una decepción más. A veces pienso que es inútil luchar por personas si luego no recibimos nada a cambio, ni siquiera un hombro en el que llorar cuando todo va en contra. Tal vez sea la hora de cambiar el rumbo, no me merece la pena seguir en esta dirección. Y muchas veces me han dicho que he cambiado, que ya no soy la misma, pero cómo no cambiar si a veces solo recibo puñadas. Pero, ¿sabes qué? me pondré una coraza, ya no dejaré que vuelvan a entrar y destrozar todo. Que los golpes que más duelen son los de personas que creías que eran escudos y únicamente te protegían. No me vuelvas a buscar, ya no estaré. Hay personas que no quieren quedarse. Pero tampoco quieren irse para siempre. Pero dan portazo. Y he decidido cerrar la puerta.
19 de Enero de 2015.
Como todas esas veces que dije que cambiaría y me acabé mintiendo a mí misma. Tú no sabes lo que es querer, lo tuyo es turismo emocional. Vienes, vas, sales y entras en mi vida cuando tú quieres y esto me empieza a cansar. Ojalá yo pudiera ser la fuerte en todo esto y cumplir todas las promesas que me hago a mí misma, pensando que así todo mejoría. La putada es que me he acostumbrado a esto. A ti. Con tus enfados y todas tus sonrisas. A rayarme la cabeza, a montarme películas en mi cabeza, y esto ya no es una novedad, es rutina en mí. Y como bien dice la frase: "Si te van a querer a ratos es mejor que no te quieran." No podría estar más de acuerdo con esto. El problema es mio, que sigo en una camino que no me lleva a ningún sitio. Me he empeñado en seguir rompiéndome por una persona que tal vez ya ni exista, ha cambiado, no es la misma. ¿y lo peor sabes qué es? Cuando no lo admites.
SC
Y hay muchas veces que intentas abrazarme con la intención de volver a juntar todas mis piezas rotas, y es inútil, por que nunca lo conseguirás, soy como un puzzle que no encajará nunca a la perfección. Y tú tienes la culpa, pero es una culpa preciosa. Y aun sigo esperando, a que las cosas me salgan bien, a dejar de ser la tonta que da todo por los demás y luego no recibe nada. Y eso cansa. Pero voy a cambiar las cosas, me lo he prometido. No necesito que nadie lo entienda. No tengo la necesidad de explicarlo, pero yo, antes de ti, sólo había vivido el borrador de una vida sin ganas. Una vida, sí, pero de esas en las que te dedicas con indiferencia a esperar que el tiempo pase, y a saber a dónde te lleva. A veces me preguntan por qué estoy triste, y yo ignoro cómo explicarles que la falta de felicidad es un traje que me viene a medida. Nunca he sabido nadar tan bien como bien he sabido dejarme hundir hasta el fondo. Y a pesar de todo podría no estar aquí, ni tú donde estés. Podríamos estar juntos, y darnos cuenta de que entonces ya no necesitaríamos nada. Ni a nadie. Sólo al pensar en ello me doy cuenta de lo putas y bonitas que pueden ser las esperanzas.
Me empeño en pensar que la gente está rara conmigo. Me como la cabeza, me desquicio, lloro, me enfado... ¿Y para qué? Para nada. No sirve de nada. Al menos nada bueno...
Quizás debería dejar de pensar tanto, de tener miedo y como bien he dicho tantas veces, dejar que pase lo que tenga que pasar...
Pero es difícil, estoy cansada de que lo que "tiene que pasar" siempre sea algo malo para mí.
La gente se va, me deja en momentos en los que yo pienso que todo está genial, y sí, es evidente que tengo miedo. Miedo de que todo vuelva a pasar, y no una ni dos veces, sino siempre.
También es evidente que a veces puedo llegar a agobiar, pero yo también me agobio, me agobia perder a personas que lo son todo para mí, la desilusión, o el hecho de que me vuelvan a hacer daño.
Y lo siento, lo siento si soy pesada, arrogante o quisquillosa, pero hay veces que no puedo evitarlo. Como bien dicen, el miedo es libre y cada uno coge el que quiere.
Así que sí, lleváis razón, quizás sea yo...
Quizás debería dejar de pensar tanto, de tener miedo y como bien he dicho tantas veces, dejar que pase lo que tenga que pasar...
Pero es difícil, estoy cansada de que lo que "tiene que pasar" siempre sea algo malo para mí.
La gente se va, me deja en momentos en los que yo pienso que todo está genial, y sí, es evidente que tengo miedo. Miedo de que todo vuelva a pasar, y no una ni dos veces, sino siempre.
También es evidente que a veces puedo llegar a agobiar, pero yo también me agobio, me agobia perder a personas que lo son todo para mí, la desilusión, o el hecho de que me vuelvan a hacer daño.
Y lo siento, lo siento si soy pesada, arrogante o quisquillosa, pero hay veces que no puedo evitarlo. Como bien dicen, el miedo es libre y cada uno coge el que quiere.
Así que sí, lleváis razón, quizás sea yo...
Ya hace tiempo que nos perdimos, en algún lugar. Y han cambiado muchas cosas. Me ha llovido mucho encima y he acumulado cosas con las que tengo que cargar. Supongo que he vivido alguna que otra decepción y no hubo noche en la que no te recordase. Me he dedicado a tacharte, a echarte a patadas de mi pensamiento y a volver a recordarte en cualquier sitio. En cualquier parada de autobús, entre colilla y colilla. Me he dedicado a recolectar todos nuestros momentos en un frasco transparente. Para tenerte siempre que quiera verte. En alguna parte. Aunque sea dentro de mi. Me he dedicado a jugar contigo en todos mis sueños, simplemente para que tu no hicieses lo mismo. Sin darme cuenta de que a veces, las adicciones son mucho mas grandes de lo que todos imaginamos. Hoy no valen los "yo controlo", "lo dejo cuando quiera". No, hoy no. Hoy solo valen las ganas de volver a tenerte, las ganas de volver a construir todo aquello que me he dedicado a derrumbar.
A veces no sé si darlo todo por perdido o seguir aquí, aguantando y luchando por una persona que se supone que quiero más que a mí misma. Y qué putada que aunque me falles una y otra vez, yo siga pensando que mereces la pena, pero también la alegría. Siempre pienso que el primer amor nunca se olvida, que arriesgamos al máximo aunque luego no recibamos nada, solo dolor. Pero, ¿y qué? Soy feliz así, tu desastre me ha dejado así. Pero bendito desastre. .supongo que para cuando te des cuenta de que escogiste el camino equivocado, posiblemente hayas entendido que lo importante eran las vistas, y aquel camino las tenía preciosas. Unos se drogan y otros se enamoran, pero bueno, cada uno nos matamos de una forma, una más dolorosa y otra más rápida. Y creo que de lo malo se puede sacar algo bueno, que hay personas que se odian porque un día se quisieron más de la cuenta. Tú llenas todos mis vacíos, y aunque seamos igual que una puta montaña rusa. Sé que cuando uno quiere, y cuando mira a la persona a la que quiere, parece ver un mundo maquillado; pero te prometo que, pese a los adornos, sigues siendo lo más parecido a la calma.
Y supongo que cuando te han hecho daño tantas veces, te pones una coraza. Una coraza para que nadie más vuelva a romperte, una coraza para dejar de ser tan buena. Dicen que las personas se vuelven frías después de tantas decepciones, y eso me habrá pasado a mí. Ya no confío en nadie, y en mí misma todavía menos. Quizás sea un poco de todo. Quizás sea que además de cargar con lo que no olvido, me queda el dolor de ver como existen personas que de un momento a otro les deja de importar todo aquello que en cierto tiempo fue lo más importante. No sé, es difícil pero lo hacen ver tan fácil. Tantas cosas que llegué a aprender de las personas de mi pasado y esa fue la única que no lograron enseñarme.
"El tiempo lo cura todo" esa es una gran mentira, siempre he creído que si realmente quieres a una persona, no la olvidas en cuestión de semanas o meses; aunque te engañes a ti mismo diciendo que ya todo terminó y que hay que pasar página. El típico consejo que te dan siempre,que te olvides de esa persona que tantas heridas te ha hecho y que busques a otra que te trate mejor, que te sepa curar. Pero eso es tan fácil decirlo y difícil de aplicar a veces. Asi que allá cada uno, yo soy feliz así, rota me siento bien, me he acostumbrado a los baches y a pesar de todo, sé sonreír.
¿Y qué se supone que debes hacer cuando es la misma persona la que te rompe en mil pedazos que la que te cura las heridas? Tú eras el típico chico pasota, chulo y con una gran coraza que a veces se me hacía imposible atravesar. Y yo, bueno, qué decir de mi, lo doy todo por las personas que realmente quiero. Y no sé si eso es bueno o malo. Hay muchas veces que no recibo nada y la que se lleva la ostia soy yo, pero bueno, una se va acostumbrando a las decepciones. Adoraba la forma que tenías de quitarme mi mal humor y de alejar todos los problemas que tenía, se me olvidaba todo el puto mundo cuando te sentía a centímetros de mí.
¿Y sabéis qué? es una putada depender de una persona emocionalmente. Esa es mi jodida costumbre, atarme a personas que tal vez luego se quieran ir de mi lado. Pero poco a poco me voy dando cuenta de que hay muchas personitas que hacen de nuestra vida algo mejor, y ojalá nunca dejen de sonreírme y empujarme hacia delante.
A veces me gustaría ser un poco más pasota, que todo me diese igual. Pero creo que eso es imposible, quizá soy demasiado débil y frágil. Y no me reconstruyas, que así, rota, me siento bien. Cúbreme con tus alas y déjame matarte con mis cristales.
Confieso que siento envidia de esas personas que son súper positivas y que no se hunden por nada ni nadie. Ojalá yo algún día lo consiga. Me gusta poder decir que volvería a morir por alguien y tragarme mi orgullo siempre que sea necesario.
¿Y sabéis qué? es una putada depender de una persona emocionalmente. Esa es mi jodida costumbre, atarme a personas que tal vez luego se quieran ir de mi lado. Pero poco a poco me voy dando cuenta de que hay muchas personitas que hacen de nuestra vida algo mejor, y ojalá nunca dejen de sonreírme y empujarme hacia delante.
A veces me gustaría ser un poco más pasota, que todo me diese igual. Pero creo que eso es imposible, quizá soy demasiado débil y frágil. Y no me reconstruyas, que así, rota, me siento bien. Cúbreme con tus alas y déjame matarte con mis cristales.
Confieso que siento envidia de esas personas que son súper positivas y que no se hunden por nada ni nadie. Ojalá yo algún día lo consiga. Me gusta poder decir que volvería a morir por alguien y tragarme mi orgullo siempre que sea necesario.
Está claro que la gente es egoísta por naturaleza, muy egoísta, o por lo menos la gran mayoría que conozco. La gente no se detiene a pensar en ti ni un solo segundo, si no que acelera a toda velicidad y solo se ve a sí mismo, no ve nada más allá. La gente no pone de su parte, no da su brazo a torcer, la gente es cabezona, la gente es "yo, yo y solo yo" y me da igual que se caiga un meteorito en la tierra mientras no me de a mi. Pero poco a poco voy abriendo los ojos, voy aprendiendo a verlo todo yo también con esa perspectiva, estoy harta de dar todo a cambio de ¿qué? NADA...
10 de Diciembre de 2014
La confianza es algo complicado, es difícil encontrar a alguien en quien poder confiar y saber que esa persona en quien confías hará lo que debe... Que no te traicionará... Las traiciones siempre duelen más cuando vienen de alguien en quien confias, por eso hay gente que dice que es mejor no confiar en nadie más que uno mismo, para no sufrir ningún tipo de daño... Pero si no confías en nadie no te harás daño a ti mismo? a demás, vivir significa arriesgar, y no tener nadie en quien confiar si que duele, duele mucho
Tengo la manía de hacerlo todo de golpe. De pensar en el momento, de olvidarme de lo que viene después.El vicio de no mirar a los ojos y el de desconfiar a la mínima. El de decir lo que pienso sin reparo alguno. El vicio de no parar hasta caerme, o hasta que consigan pararme. El de cantar en la ducha la canción más penosa del mundo, o el de arriesgar al máximo por personas que luego me apuñalan por detrás. El de querer a alguien al límite. También tengo el vicio de equivocarme, de cometer errores que son difíciles de reparar, y luego arrepentirme... Pero sobretodo, mi mayor vicio es el de sacar el lado malo de todo...
6 de diciembre de 2014
Podría decir lo que siento y lo que no siento; y lo que siento sin querer o lo que no quiero sentir, mis impulsos, mis culpas, mis ganas de vivir... Las cosas que yo sé, que yo pienso y que no sabe nadie más, que ni siquiera pueden llegar a imaginarse, que pocos entenderían. Porque, joder; ¿los has visto? malditos labios. No te niego que no quiera negarte que estoy harta de negarte. Que si ahora volvieses, querría pero no, quién sabe.
Estoy hasta los huevos de verlo todo detrás del cristal, quiero ver que está pasando. Que si quieres, yo te espero, pero tampoco mucho...
Estoy hasta los huevos de verlo todo detrás del cristal, quiero ver que está pasando. Que si quieres, yo te espero, pero tampoco mucho...
Puestos a ser sinceros, puede que no sea la persona más fuerte del mundo, al revés soy más bien grande y frágil. Si es cuestión de confesar, tampoco soy muy decidida y mis paranoyas y rayadas aumentan cada segundo que pasa. Me puedes pillar sonriendo como una tonta y al segundo verme llorando, pero bueno todo es cuestión de acostumbrarse. Cojo cariño y confianza bastante rápido y eso a veces es malo. Además siempre tiendo a esperar mucho de las personas por lo que mi día a día está lleno de decepciones.Pero muy a pesar de mi lista innumerable de defecto, tengo una virtud que puede con todos y que si me caigo 5 veces, me levanto 10...
Miradas llenas de nada, sentimientos vacíos, fines de semana agarrados a botellas, y luego, cuando todo pasa, sólo queda un domingo de resaca existencial. De preguntarme qué es la vida, y qué es eso del amor, pero qué voy a saber, si siempre me ha tocado echar de menos; si siempre me ha tocado escribir cosas tristes sobre personas que nunca me quisieron. Qué voy a saber. Y, nada, la vida sigue, para bien o para mal, no importa mucho. El mundo gira como siempre. El tiempo pasa como de costumbre. Y tampoco importa mucho. En mi soledad; en mi cuarto, ese campo de batalla donde han muerto demasiadas horas, quiero escapar. Irme lejos, todo lo lejos posible, pero tengo esa sensación de que lo más lejos posible no será lo suficientemente lejos. Y quiero gritar, y lo hago, pero en silencio, no quiero despertar a nadie. Miro el techo, la luz está apagada, y no, no voy a sonreír. La cama, medio enfriada y tan vacía, por culpa de esa soledad tan mal acostumbrada a no faltar nunca. No hay mucho más. Pero al día siguiente llueve, y no me quedan muchas ganas de correr; sólo tengo ganas de que la rutina no haga demasiado daño.
Un domingo de mierda más.
Que queríamos escapar, sí, pero no sabíamos hacia a dónde. Que sólo queríamos salir, irnos muy lejos, allí donde ser nosotros mismos no fuese tan difícil. Donde no decir "te quiero" estuviese prohibido y donde el orgullo no jodiese las cosas bonitas. Pero de querer a hacerlo, qué os podría decir, hay un abismo muy parecido a la peor indecisión del mundo. Y te das cuenta, un domingo como hoy; como cualquiera; de que no puedes correr mucho, que no lo suficiente, que no tanto como para llegar a alguna parte. No sé si me explico. Te tumbas en la cama y es un poco olvido, pero hacia adentro, un dejarse caer en el colchón deseando que alguien te rescate cuando haya alguna vacuna contra las cosas que no tienen mucho sentido. Pero no. Y así se te va pasando la vida. Y que quizá por eso odiamos un poquito los domingos. Y mañana lunes, como si quisiéramos morirnos tan rápido. Algo va mal en el mundo y yo qué sé, quizá sea porque estamos perdiendo la bonita costumbre de declararnos escribiendo un poema a la persona que nos gusta. O porque ya no sabemos abrazar como antes. O porque tenemos tanta prisa en llegar a los sitios que no disfrutamos de las vistas, ni de las sonrisas, y que todos nos maquillamos ahora un poquito y que ya no somos nosotros tanto tiempo.
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