Que queríamos escapar, sí, pero no sabíamos hacia a dónde. Que sólo queríamos salir, irnos muy lejos, allí donde ser nosotros mismos no fuese tan difícil. Donde no decir "te quiero" estuviese prohibido y donde el orgullo no jodiese las cosas bonitas. Pero de querer a hacerlo, qué os podría decir, hay un abismo muy parecido a la peor indecisión del mundo. Y te das cuenta, un domingo como hoy; como cualquiera; de que no puedes correr mucho, que no lo suficiente, que no tanto como para llegar a alguna parte. No sé si me explico. Te tumbas en la cama y es un poco olvido, pero hacia adentro, un dejarse caer en el colchón deseando que alguien te rescate cuando haya alguna vacuna contra las cosas que no tienen mucho sentido. Pero no. Y así se te va pasando la vida. Y que quizá por eso odiamos un poquito los domingos. Y mañana lunes, como si quisiéramos morirnos tan rápido. Algo va mal en el mundo y yo qué sé, quizá sea porque estamos perdiendo la bonita costumbre de declararnos escribiendo un poema a la persona que nos gusta. O porque ya no sabemos abrazar como antes. O porque tenemos tanta prisa en llegar a los sitios que no disfrutamos de las vistas, ni de las sonrisas, y que todos nos maquillamos ahora un poquito y que ya no somos nosotros tanto tiempo.
Un domingo de mierda más.
Que queríamos escapar, sí, pero no sabíamos hacia a dónde. Que sólo queríamos salir, irnos muy lejos, allí donde ser nosotros mismos no fuese tan difícil. Donde no decir "te quiero" estuviese prohibido y donde el orgullo no jodiese las cosas bonitas. Pero de querer a hacerlo, qué os podría decir, hay un abismo muy parecido a la peor indecisión del mundo. Y te das cuenta, un domingo como hoy; como cualquiera; de que no puedes correr mucho, que no lo suficiente, que no tanto como para llegar a alguna parte. No sé si me explico. Te tumbas en la cama y es un poco olvido, pero hacia adentro, un dejarse caer en el colchón deseando que alguien te rescate cuando haya alguna vacuna contra las cosas que no tienen mucho sentido. Pero no. Y así se te va pasando la vida. Y que quizá por eso odiamos un poquito los domingos. Y mañana lunes, como si quisiéramos morirnos tan rápido. Algo va mal en el mundo y yo qué sé, quizá sea porque estamos perdiendo la bonita costumbre de declararnos escribiendo un poema a la persona que nos gusta. O porque ya no sabemos abrazar como antes. O porque tenemos tanta prisa en llegar a los sitios que no disfrutamos de las vistas, ni de las sonrisas, y que todos nos maquillamos ahora un poquito y que ya no somos nosotros tanto tiempo.
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